¿Qué es lo queer?

«Queer» es una palabra que incomoda. Es una palabra que durante mucho tiempo fue usada como insulto, como una forma de marcar a quien no encajaba, a quien no cumplía con la norma heterosexual y cisgénero. Sin embargo, como muchas otras palabras que fueron usadas para oprimir, la comunidad la reapropió, la resignificó y la transformó en una bandera de lucha, resistencia y libertad.

Pero… ¿qué significa exactamente «queer»? ¿Es una identidad, una teoría, una filosofía de vida? En realidad, lo queer es todo eso y más. Es una forma de romper con las etiquetas fijas, de cuestionar lo que se da por «natural», y de pensar el género, el deseo y el cuerpo como algo fluido, diverso y cambiante.

Más allá de las etiquetas

Mientras que muchas identidades sexuales o de género se definen con palabras específicas (gay, lesbiana, trans, bisexual, no binarie, etc.), «queer» no busca encasillar, sino abrir el juego. Es un término-paraguas, pero también es una postura crítica. Lo queer dice: no hay una sola forma correcta de ser, de amar o de habitar el cuerpo. No todo tiene que definirse, no todo necesita encajar en una categoría. Lo queer se rebela contra la rigidez de un sistema que impone normalidades.

Una mirada política y filosófica

La teoría queer nace dentro de la academia, especialmente en los años 90, de la mano de pensadores como Judith Butler, Teresa de Lauretis, Eve Kosofsky Sedgwick y Paul Preciado, entre otres. Pero no se queda en los libros. Se transforma en una herramienta para pensar la realidad, denunciar violencias estructurales y proponer nuevas formas de habitar el mundo.

Desde esta perspectiva, el género no es algo que «somos», sino algo que «hacemos», algo que actuamos cada día, en cada gesto, en cada palabra. Y esa actuación no tiene por qué ajustarse a lo que la sociedad espera. Por eso, lo queer no sólo habla de orientación sexual o identidad de género, sino también de clase, raza, corporalidad, capacidad y otras formas de opresión o marginalidad.

Lo queer como disidencia

Ser queer no es simplemente ser «distinto»: es también cuestionar activamente lo que se presenta como «normal» o «correcto». Es visibilizar lo que históricamente fue excluido: los cuerpos gordos, trans, racializados, con discapacidad, los vínculos no monogámicos, las formas de amar que no entran en los moldes tradicionales.

Lo queer no propone una nueva norma, sino la posibilidad de existir sin necesidad de encajar, de crear identidades propias, de tejer redes desde el respeto y el deseo, desde el amor como acto político.

¿Por qué importa hoy hablar de lo queer?

Porque seguimos viviendo en un mundo donde se violenta a quienes son diferentes. Porque muchas personas aún sienten vergüenza o miedo de mostrarse como son. Porque la educación sexual integral necesita abrirse a miradas más diversas, críticas y humanas. Porque lo queer nos invita a abrazar la incertidumbre, a romper estructuras, y a vivir con más autenticidad.

Ser queer puede ser una identidad. Pero también puede ser un gesto. Un movimiento. Una pregunta constante. Una forma de resistir, de transformar y de amar.

Identidad Queer: Más que etiquetas

¿Quién soy?

Soy más que una etiqueta. Tocá cada una para liberarla.

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