💛 Dialogar sin herirnos: la importancia del diálogo asertivo y no violento

En un mundo donde muchas veces aprendimos a callar lo que sentimos o, por el contrario, a explotar cuando ya no damos más, hablar desde la asertividad y la no violencia se vuelve un acto profundamente transformador.

El diálogo asertivo es la capacidad de expresar lo que pensamos, sentimos o necesitamos de forma clara, honesta y respetuosa, sin imponerlo y sin ocultarlo. Es decir las cosas sin herir ni herirnos. Por otro lado, la comunicación no violenta (CNV), propuesta por Marshall Rosenberg, nos invita a conectar con nuestras emociones y necesidades profundas antes de reaccionar, y a escuchar las del otro sin juicio.

¿Por qué cuesta tanto comunicarnos con calma?

Porque no nos enseñaron. Porque muchas veces nos criaron en contextos donde el enojo era peligroso, donde decir lo que uno necesitaba era visto como egoísta, o donde el conflicto era sinónimo de pérdida. Entonces, crecemos sin saber cómo poner límites sin sentir culpa, cómo expresar malestar sin atacar, cómo decir “esto no me gusta” sin que suene a rechazo total.

¿Qué implica un diálogo asertivo y no violento?

  1. Reconocer lo que sentimos sin negarlo o minimizarlo.

    “Siento frustración”, “Me duele esto”, “Estoy confundida”.

  2. Conectar con la necesidad real que hay detrás de la emoción.

    “Necesito comprensión”, “Necesito tiempo”, “Necesito apoyo”.

  3. Expresarlo con honestidad, pero desde el cuidado.

    En lugar de: “Siempre hacés lo mismo”, decir:
    “Cuando pasa esto, me siento así… y necesito que podamos hablarlo de otra forma”.

  4. Escuchar al otro sin interrumpir ni querer tener razón.

    Abrirse a lo que la otra persona también vive, sin minimizarlo ni competir por el “quién sufre más”.

  5. Buscar acuerdos, no ganadores.

    En una conversación saludable, nadie pierde: los dos lados tienen derecho a ser escuchados y respetados.


Una frase que puede abrir muchas puertas:

“No estoy en contra tuyo, estoy a favor de que podamos entendernos mejor.”


💡 Un ejercicio de introspección:

Antes de una conversación difícil, preguntate:

  • ¿Qué estoy sintiendo realmente?

  • ¿Cuál es mi necesidad más profunda en este momento?

  • ¿Cómo puedo decirlo sin herir, pero sin ocultarme?


El diálogo asertivo no busca evitar el conflicto, sino cambiar la forma en que lo enfrentamos. No se trata de agradar a todos, ni de quedarnos callados, ni de explotar. Se trata de hablarnos con amor y firmeza, de cuidar el vínculo sin perder la voz.

Porque cada vez que nos expresamos con respeto y claridad, creamos un espacio donde es posible sanar, crecer y construir relaciones más conscientes.

🧩 ¿Cómo suena un diálogo asertivo en la práctica?

A veces no sabemos por dónde empezar. El tono, las palabras y las emociones intensas pueden jugarnos en contra. Acá va un ejemplo sencillo que muestra la diferencia entre una reacción automática y una comunicación desde la conciencia:

🔸 Versión reactiva (desde la bronca o la herida):

—“¡Siempre me interrumpís! Nunca me escuchás, hacés todo a tu manera.”

🔹 Versión asertiva y no violenta (desde el sentir y la necesidad):

—“Cuando me interrumpís, me siento frustrada. Necesito saber que lo que digo también es importante para vos. ¿Podemos intentar escucharnos con más calma?”

🌿 Esta forma no niega el malestar, pero lo transforma en un puente en lugar de una pared. Nos permite expresar el límite sin herir, y abrir espacio para que el otro también escuche y se involucre en el cuidado del vínculo.

¿Sentís que te cuesta entender lo que sentís o ponerlo en palabras?
A veces lo que nos pasa por dentro necesita ser acompañado con respeto, escucha y tiempo.
Si querés empezar un proceso terapéutico centrado en tus emociones y tu verdad, estoy acá para acompañarte.

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